Ceuta, 20 de marzo de 2025.
Hoy ya es jueves. Los días y las semanas pasan volando, como lo hacen esta mañana las nubes de este a oeste. Una nueva borrasca se aproxima al Estrecho después de la breve tregua que las lluvias nos concedieron ayer.
A gran altura vuelan los vencejos, lo que no impide que se escuche con nitidez sus agudos chirrridos que tanto me gustan y logran elevar ni ánimo. Los vencejos vuelan como el mismo desorden que lo hacen los mosquitos y otros insectos voladores de los que alimentan, No dejan de volar ni para dormir. La hacen en pleno vuelo.
La población de vencejos ha ido menguando año tras año al desaparecer sus nidos. Algo similar ha sucedido con las golondrinas.
Los nucleos urbanos se han ido empobreciendo al disminuir los componentes naturales. Las colinas han sido borradas, los arroyos encauzados u ocupados por construcciones, al igual que ha sucedido en el borde costero. Los bosques han mermado por los incendios y las plagas, el mar contaminado por aguas fecales y residuos procedentes de tierra o relacionados con el tráfico marítimo.
Es precisa la renaturalización de las ciudades, algo que se antoja difícil ante la ausencia de una toma de conciencia colectiva de la necesidad de que la vida vuelva a permear las baldías calles de nuestras ciudades.
…Ya por la tarde me he acercado al mirador de San Antonio. Según se aproximaba la hora del atardecer, el cielo se iba oscureciendo con el despliegue de un frente nuboso vinculado a una nueva borrasca.
Hasta doce barcos han buscado refugio de la tormenta en el ensenada norte de Ceuta. La colonia de gaviotas patiamarillas han presentido el mal tiempo y se concentran junto a la punta de los Atravesados, que deben considerar un lugar seguro de la costa ceutí.
El mar adquiere una tonalidad verdiazulada sobre la que se reflejan las oscuras nubes cargadas de agua. Justo a la hora del ocaso comienza a diluviar.