JOSÉ MANUEL PÉREZ RIVERA, ARQUEÓLOGO Y ESCRITOR
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Ceuta, 7 de marzo de 2025.

Esta semana la protagonista ha sido la lluvia. Ha estado presente todos los días, aunque no ha llovido en demasía. Esta tarde era la única para la que las previsiones meteorológicas anunciaban algunos claros y no he querido perder la oportunidad de pasear un rato por la naturaleza, escribir y tomar algunas fotografías.

Mi primera parada ha sido el arroyo de Calamocarro. Quería ver si el agua discurría por el cauce del arroyo y lo hacía, pero de forma muy discreta. Aún así siempre es agradable escuchar el sonido metálico y chispeante del agua saltando entre las rocas situadas a distintas alturas. La luces postreras del día iluminaban Ceuta resaltando su belleza.

Para contemplar el atardecer mi destino no podía ser otro que el Atlante dormido. El sol ya se deslizaba a la altura de sus rodillas. No tardó mucho en sumergirse en el mar transformado ya en pez.

Sentado en una roca de la playa de Benzú disfruto de las últimas luces del día. El sol se ha ocultado y siento el soplo del viento húmedo de levante en mi espalda. Escucho la voz del muecín que llama a la oración y en estos días avisa de la ruptura del ayuno del Ramadán.

El chaquetón que hace un rato era un un estorbo, en este momento se convierte en un imprescindible aliado para mantener el cuerpo caliente.

Resulta llamativa la diferencia entre el cielo despejado en la parte alta y el gris oscuro y tenebroso que cierne sobre el Estrecho de Gibraltar y el costa penínsular ibérica. Son las primeras imágenes de la borrasca Hanan llegando a Ceuta.

A las 7:30 h se enciende Venus y el faro de la isla de las Palomas, así como las luces del poblado de Beliunex. Justo encima de mí intuyo unas luces que corresponden a la luna en cuarto creciente y a Júpiter.

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